Laguna Grande - Paramo El Batallón y la Negra

Laguna Grande

Una Aventura a pocos grados Celsius y cerca del pico mas alto del Táchira.

El parque nacional Gral. Juan Pablo Peñaloza fue creado el 18 de enero de 1989, se encuentra, por los municipios, Jáuregui, Uribante, Francisco de Miranda y parte del estado Mérida. Así mismo, está formado por varios paramos, entre ellos: Batallón, La Negra, El Zumbador, Las Coloradas (Cerro Colorado), La Cimarronera, entre otros.


Animadas planificamos el viaje, buscamos lo necesario para acampar y disfrutar de la actividad, la cual tenía por nombre expedición la cimarronera 2022, y contemplaba tres días: viernes, sábado y domingo; así mismo, visitar laguna grande y demás lagunas glaciares alrededor del lugar. Sabíamos por otras personas que el sitio es mágico y de gran belleza, pero como de cuentos no se vive, decidimos vivirlo en carne propia.


A las cinco y media de la mañana del viernes, partió el transporte hacia el alto del Portachuelo, en la Grita; allí hizo su primera parada, el frio hacía de las suyas, aunque la niebla había abandonado a las dos casas del sitio, y el sol comenzaba a asomarse a las siete y media de la mañana. Allí un aviso que da la bienvenida al parque, paramos el Batallón y la Negra, la reserva hídrica del Táchira, un patrimonio natural.

El Portachuelo.


Según los relatos, los páramos: el Batallón, fue llamado así, porque era el lugar de los intensos combates para acabar con la dictadura gomecista; y la Negra, porque quien se atreviera a cruzar ese páramo se las “vería negras”.

El vehículo irrumpió la carretera hacia el parque, unas cuantas hectáreas con avisos ¡cuidado con los toros!, montañas alrededor de las aldeas merideñas cercanas, todos rogábamos porque el vehículo atravesara toda la vía hasta el cienagòn, y así tener que caminar menos, pero no fue así, tramos bastantes complicados le impidieron seguir, obligando a quedarnos un poco lejos del cienagòn.


Ruta ida y vuelta.


La Ruta al Cienagòn.


A partir de ese momento, comenzó una caminata de cinco horas hasta laguna grande, al hombro las mochilas, bastante protector solar y arrancamos.


El parque abarca una superficie de 752km, la vegetación es muy variada, entre bosques montañosos, bosques húmedos y pluviales, varias plantas atavían al mismo, frailejones de paleta espeletia nerifolia, espeletia yahnii, achiane pulvinata, polylepis serícea.

Espeletia.

Llegar a la ciénaga nos tomó tres horas, eso sin contar las numerosas paradas hechas, la vía nos llevó a imaginar que fácilmente una moto llega allí, pero eso sería un grave daño a este ecosistema, en donde nacen el río Uribante, de la cuenca del Orinoco, y el río Grita, de la cuenca del lago de Maracaibo, así como también varios ríos que surten gran parte del estado Táchira.


La idea después causo risa, ojala esto nunca pase, la verdad prefiero y es preferible caminar, todo lo que se ve es encantador, a pesar que por momentos la neblina es muy densa, pero al despejar las grandes montañas cubiertas de frailejón muy pintorescas son otro mundo a casi 3500 msnm, el aire resoplaba con fuerza, al parar un buen rato el frio se adueñaba.

Laguna Grande, PN. Juan Pablo Peñaloza.

La travesía al cienagòn no fue muy complicada, uno que otro ascenso entre neblinas y claridad, realmente son montañas con poco ascenso, con calma y poco a poco disfrutando del paisaje se llega sin ninguna dificultad. Por un momento, al despejar la neblina ya casi llegando al cienagòn, muy lejos en medio de las montañas observe una casa, alguien me dice, más adelante luego del cienagòn se ve la Grita. Arranque y la vía principal se esfumo, quede frente a una gran montaña, a sus pies lo que parece una laguna, que más bien parece un pantano.

Por acá divise la casa, según mas adelante vería a la Grita.

Laguna El Cienagòn.


Era la primera laguna de la travesía, la laguna el cienagòn, también llamada la ciénaga.

Luego del viaje, busque un poco acerca de esta laguna, la laguna el cienagòn, no es la primera laguna de la travesía, la primera esta mucho antes y se llama la negra.


El cienagòn, es un pequeño valle tapizado de hierbas aun verdes, florecillas, la adorna lo que a lo lejos parece ser arena, y el agua solo allí empozada, y de poca profundidad no representa peligro acercarse allí; es mas, la imagen que tenemos de una laguna, es siempre ese mediano cuerpo de agua redondo u ovalado, y acá la poca agua, hace imaginar un pantano.

El Cienagòn.


Pero eso no es así; en el cienagòn, el agua va deslizándose oculta entre esas montañas alrededor, dibujando al paso en el suelo varios canales que se unen y desenlazan en la laguna; si, ese pequeño charco de agua.

La laguna puede ser resultado de una sedimentación y desecamiento de una inmensa laguna formada hace años debidos a los últimos glaciares del periodo cuaternario. En la cual, no hay que hacer ruido, para que esta no se ponga brava.

José Ali Moncada en la revista “del mito al grito” reseña: 

 “Hace como 25 años hubo una destrucción de una laguna, de la ciénaga. La laguna fue abierta en una parte de su caudal para usarla y sacar todas las truchas que habían allí”

Descendimos hacia ella por el camino marcado, cruzamos un canal de la ciénaga, no sin antes recargar nuestros termos, y empezamos a subir la montaña para llegar a laguna grande. Estábamos cerca de ver la Grita, pero a medida que bordeábamos la montaña, la neblina nos arropo por el resto de camino, sin darnos rastros fotográficos de la Grita desde allí.

Cruzando la ciénaga.



A medida que avanzamos, la mochila se hacía cada vez más pesada y la respiración un poco más lenta, los descansos eran más rápidos, las mochilas iban al suelo sin piedad, la neblina nos alcanzaba, nuevamente al hombro las mochilas y continuamos camino.

La pregunta que rondaba mi mente era: ¿Cuánto nos falta por llegar? Y llegaban también, los cuentos de que a veces se tomaban sietes horas llegar al sitio, y ya tenía cuatro horas a pie, faltaban tres horas y se acercaba el medio día. Hice otra parada, tire el bolso y comencé a grabar, justo después de terminar, la neblina se fue, dejando ver una gran laguna entre montañas, pero aun nos quedaba camino. Dije, ya estamos por llegar, pero el guía se había adelantado sin dejar rastro, y llego la incógnita ¿será esa la laguna grande?

Laguna Grande.


Arranque, el camino era un descenso muy inestable, las rocas estaban sueltas, el peso de la mochila hacia tambalear mi cuerpo al pisar y moverse las rocas, fue complicado hasta que ese descenso se terminó. Llego lo plano, con una cierta elevación, un caudal apareció, quizá ya cerca de la laguna, pues esta no se veía; todo estaba nublado –desde que comenzamos el descenso, todo se nublo, solo aclaro para que la laguna se dejara ver como señal de que ya casi estábamos cerca- volví a tirar la mochila, no sé, pero pesaba más de lo normal, ya estaba agotada, me senté un rato, perdí el rastro de mis compañeras; arranque nuevamente, una breve subida y allí estaba la laguna grande.

Laguna Grande, 3500msnm.



¡Al fin! Valió la pena el esfuerzo, el lugar es bellísimo. Fotos y más fotos de la laguna, y partimos al sitio del campamento, descargamos nuestra mochila, armamos nuestra carpa y salimos a bañarnos en la laguna.

“Cuando sientan el agua tan fría de la laguna, no querrán bañarse”.

El agua estaba bastante helada, pero la pudimos soportar; posteriormente, almorzamos, ya limpios y llenos, llego la neblina al lugar, nos recostamos en nuestra carpa, guardamos los morrales y previsiones, y esperamos que despejara para salir un rato.

Laguna grande, el cuerpo de agua mas voluminoso del paramo tachirense.


Laguna grande se ubica a 3500 msnm, esta es el cuerpo de agua más voluminoso del estado Táchira. Sobre ella se tejen varias leyendas, la más conocida es la de, la laguna grande, divulgada por Lolita Robles de Mora en las leyendas del Táchira.

 “Dicen que la Laguna Grande está encantada. En determinadas ocasiones, cuando uno se asoma a sus aguas, se ven en el fondo animales de oro: conejos, gallinas con pollitos y palmeras con loros, pero eso únicamente lo ven las personas que le caen bien a ella, todo lo contrario ocurre con las personas que le son repelentes: sus aguas se encrestan y enturbian. Este es lugar de silencio y meditación. No se puede hablar en voz alta y mucho menos gritar, si así lo hicieren se desencadenará una tormenta.”

La neblina duro unos cuantos minutos, al despejarse vimos un radiante sol y se nos ocurrió dar la vuelta por la gran laguna. La chicas íbamos al poder, eso sí, muy bien acompañadas. Eleu, nos dio la idea y partió con nosotras para contemplar la laguna desde todos sus puntos.

Un grítense nos alentó a visitar una laguna cerca de esta, tras una breve subida, efectivamente había una laguna, esta no posee identificación, en el mapa se ve cerca de la laguna las morochas. Una fotos allí –“no hagan ruido, la laguna se pone brava”- y sentimos una pequeña brisa, la neblina comenzó a llegar, salimos de la laguna y continuamos el recorrido inicial, salimos a laguna grande y seguimos bordeándola.

Laguna.


Laguna grande desde allí.



El sol toco las aguas de la laguna regalándonos una hermosa postal; llegamos al campamento, más tarde el efecto espejo en la laguna, los cantos y algunos gritos del momento, fueron callados rápidamente por una brisa, todos a las carpas muy temprano, no paro de llover hasta la media noche. Y así entre brisas, paso la primera noche en la laguna.

Laguna Grande 4:35pm.



La lluvia de esa noche nos mostró que hay cierto encanto en la laguna, un ruido y llegaba la brisa, al quedar todo en silencio cesaba, y todo el campamento fue testigo de eso.

“No se puede hablar en voz alta y mucho menos gritar, si así lo hicieren se desencadenará una tormenta. Alfredo se quedó pensativo, contempló ensimismado el paisaje. Estuvo absorto mucho rato. Sentado allí en aquel paraje agreste  meditó largamente. Así estuvieron por mucho rato hasta que Eduardo preguntó a su amigo:

– ¿Venimos preparados?

– ¿Preparados para qué?

– Para afrontar una tormenta.

– Sí, venimos prevenidos, pero…¿Crees que pueda llover con este cielo azul y este sol radiante?

– ¡Probemos..!

Y antes de que Tomás tuviera tiempo de protestar, colocaron las manos en forma de bocina y gritaron:

– ¡Tomás..!

Y el eco repitió sus nombres:

– Tomás… Tomás… Tomás…

Acto seguido el sol se cubrió de espesas nubes y cayeron gruesos goterones, acompañados de relámpagos y truenos que el eco repetía. Si el paisaje era desolador con el sol, con la lluvia parecía sacado del infierno de Dante. Ante semejante estrépito los dos botánicos sonreían y Tomás asustado protestaba:

– ¡No han debido gritar! ¡El encanto de la Laguna Grande surtió efecto! A ella no le gusta que interrumpan su sueño.”

Los dos días siguientes, la neblina no permitió que visitáramos las demás lagunas alrededor, todo transcurrió en el campamento y caminatas cercanas a él, contemplando la laguna respetando su sueño y equilibrio. Un amanecer y una noche estrellada, ni un pájaro cantaba, ni un animalito se paseó por allí, el frio a veces era rudo, todo parecía mojado, a cada instante.

Dia 2.


Silla natural.


En el regreso, nos acompañó la lluvia hasta El Chama, el punto de salida y fin de la expedición a laguna grande.

Según relatos locales, el día que la Laguna Grande se desbordé inundará y destruirá a la Grita.

“Cuidemos y preservemos nuestros paramos, los páramos son agua para nuestra vida”

La Laguna Grande. Lolita Robles de Mora. (2011). Ruta de la montaña. En Leyendas del Táchira I (134-139) San Cristóbal


Excursión Laguna Grande













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